martes, 20 de diciembre de 2011
Días Laborables
La Fortaleza de Santo Domingo les informa por esta vía que los días 24 y 31 del presente, el museo laborará hasta la 1 p.m. y los días 25 de diciembre y 1 de enero del año 2012 permanecerá cerrado.
Celebran Exitosa Noche Larga de los Museos
La Fortaleza de Santo Domingo agradece a todo el público que nos apoyo a este gran evento la Noche Larga de Museos.
martes, 29 de noviembre de 2011
Noche Larga de Museos
Te invitamos a disfrutar de nuestra programación en la Noche Larga de Museos! Tendremos exposiciones, documentales, películas, danza, música medieval, muestra gastronómica y muchas sorpresas.
El 10 de diciembre es el Día del Patrimonio Nacional y puedes visitar todos los museos a nivel nacional ¡GRATUITAMENTE! desde las 9:00 a.m. hasta la medianoche.
¡Te esperamos!
El 10 de diciembre es el Día del Patrimonio Nacional y puedes visitar todos los museos a nivel nacional ¡GRATUITAMENTE! desde las 9:00 a.m. hasta la medianoche.
¡Te esperamos!
Fortificaciones coloniales de Santo Domingo
El Ministerio de Cultura lanzará nueva publicación sobre las fortificaciones coloniales. Este libro trata con detalles la historia de la Fortaleza de Santo Domingo.
lunes, 28 de noviembre de 2011
POSPOSICIÓN PUESTA EN CIRCULACIÓN DEL LIBRO GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO
Por este medio, les informamos que fue pospuesta la puesta en circulación del Libro Historia General y Natural de las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo, que teníamos pautada para el día 06 de diciembre 2011, en la Fortaleza de Santo Domingo.
Posteriormente le avisaremos la nueva fecha de la actividad.
Posteriormente le avisaremos la nueva fecha de la actividad.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Inauguración Exposición Arte Imperial de China: Porcelana Ming
El Ministerio de Cultura, a través de la Fortaleza de Santo Domingo, presentara por segunda vez, la exposición de Porcelana Ming, titulada “Arte Imperial de China”, muestra rescatada del naufragio Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción.
La exposición revela parte de la creación artística y cultural del linaje Ming, penúltima dinastía china, que gobernó entre los años 1368-1644.
Esta exhibición será inaugurada el miércoles 16 de noviembre, en la Fortaleza de Santo Domingo, a las 7:00 p.m.
Entre los bienes culturales que componen la colección hay tazones, platos, gato fu (león muy representativo de esa dinastía) y tazas sin asa y con asa. Esta muestra es de gran importancia para el patrimonio cultural material porque da a conocer parte de la historia de la Dinastía Ming, período en que se acuñó este tipo de porcelana.
La exposición contará con cartelas museográficas explicativas y graficas, mapas antiguos sobre la ruta de la porcelana y una exposición estética, donde el visitante podrá observar la colección en todas sus dimensiones.
La muestra contará con bienes culturales cedidos por la Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático. Entre estos bienes podremos encontrar objetos representativos de los distintos emperadores de la Dinastía Ming.
La exposición revela parte de la creación artística y cultural del linaje Ming, penúltima dinastía china, que gobernó entre los años 1368-1644.
Esta exhibición será inaugurada el miércoles 16 de noviembre, en la Fortaleza de Santo Domingo, a las 7:00 p.m.
Entre los bienes culturales que componen la colección hay tazones, platos, gato fu (león muy representativo de esa dinastía) y tazas sin asa y con asa. Esta muestra es de gran importancia para el patrimonio cultural material porque da a conocer parte de la historia de la Dinastía Ming, período en que se acuñó este tipo de porcelana.
La exposición contará con cartelas museográficas explicativas y graficas, mapas antiguos sobre la ruta de la porcelana y una exposición estética, donde el visitante podrá observar la colección en todas sus dimensiones.
La muestra contará con bienes culturales cedidos por la Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático. Entre estos bienes podremos encontrar objetos representativos de los distintos emperadores de la Dinastía Ming.
domingo, 15 de mayo de 2011
DEBATE SOBRE EL MURO DE LA FORTALEZA OZAMA
DEBATE
13 Mayo 2011, 9:11 PM
A propósito de la muralla del ’37
Escrito por: ARQ. LEOPOLDO FRANCO
He dado seguimiento al interesante debate público que se ha desarrollado en Areíto a propósito de la Muralla del ‘37 con variados y sustanciados argumentos sostenidos por el Lic. Bernardo Vega, el Lic. Edwin Espinal. Me llamó la atención la opinión, entre otras muy interesantes, del arquitecto George Latour Heinsen, aparecida en su edición del 19 de febrero p.p. la cual se apoya parcialmente en la doctrina positivista de Alois Riegl.
No soy muy dado a comentar ni enjuiciar el producto del esfuerzo intelectual de mis colegas pero dado que el tema lleva el camino de convertirse en un asunto paradigmático trataré de exponer mi parecer sobre el asunto.
Quizás se sepa que, al igual que el arquitecto Latour Heinsen, soy el producto de la tradición italiana de conservación y restauro de monumentos, siendo mi caso matizado por la escuela romana que precede la revolución académica que se verificó en Europa allá por el año 1968. Nuestro pequeño medio y mi voluntad de permanecer en el país han limitado el ejercicio de tal afición y relativo entrenamiento, manteniendo, sin embargo mi interés continuado en estos menesteres.
Refiriéndome a los comentarios del preciado colega, no sabría como catalogar adecuadamente la Muralla que nos ocupa, si objeto histórico, si producto coyuntural de los afanes de maquillaje urbano de aquella época, buenos o malos, eso no importa, o si resultado de un mediático propósito de intervenir en el Centro Histórico y la relativa zona portuense con un acto que marcase y perpetuase la voluntad megalómana y omnímoda de entonces, de modo que se me hace igualmente difícil encuadrarla en la clasificación de modalidades de intencional, histórica o artística que se ha delineado según los criterios del Hiegl, pero algo me queda muy claro: esa estructura no está dotada de ningún atributo artístico, no es testimonio de algún evento histórico de valor, no es un objeto urbano de utilidad funcional como no sea la de impedir la penetración de los ciudadanos a ese hermoso micro mundo natural que ofensivamente cubre el concreto ni, finalmente, para no seguir desmontando su discutible valor emocional, con otros enfoques que aparecerían como denostadores por lo prolijo y reiterativo.
Quedé cautivado, desde los inquietos años de la universidad, por la profundidad de las elaboraciones filosóficas de la corriente de pensamiento encarnada por Benedetto Croce, en su neo hegelismo napolitano, siendo este un liberal visceral y uno de los fautores de lo que ha sido el idealismo conservador.
Siendo un profundo admirador de la elocuencia del contenido de todos sus escritos, soy muy dado a citarlo, quizás con demasiado frecuencia, por lo didáctico que pueden ser y por ello me permito transcribir un parrafito del capítulo VI, numeral 9 de su libro " Il Concetto della Storia" que se lee así (la traducción libre es mía):
…”así mismo se comporta la humanidad de frente a su grande y variado pasado. Goethe notó una vez que escribir la historia es una manera de quitarse el pasado de las espaldas. El pensamiento histórico lo confina a su materia, lo transfigura en su objeto, mientras la historiografía nos libera de la historia”. Más adelante señala que …”solo un extraño ofuscamiento de las ideas puede impedir que reflote la tarea catártica que la historiografía cumple, a la par de la poesía, siendo aquella la que nos desvincula de la servidumbre de la pasión, de los hechos y del pasado; solo un más extraño deslumbramiento de la inteligencia hace llamar carcelero a aquel que desbarata la puerta de la prisión en la cual estaríamos de otro modo cerrados..."; finalmente sentencia que ….”Las edades consuetudinarias, lentas y pesadas, prefieren las fábulas y los romances en vez de las historias o reducen la historia misma a fábulas y romances”
Concluyo que, según mi modesto criterio, no importan los argumentos estrictamente legales, no importa el eventual y discutible valor didascálico que tendría esa mole de concreto y respetando el venerable entorno en que se insertó el mismo, su permanencia no tiene ningún anclaje en la manera de apreciar los hitos del pasado desde el punto de vista historiográfico, sobre todo cuando esta estructura sustrajo un elemento urbano tan valioso para ese Centro Histórico y la zona portuense.
Intervenir parcialmente en su modificación, dejando tramos sin tocar o solo abriendo algunos tramos me parecería igualmente un acto deshonesto o de timidez profesional de nuestra parte, la parte de los que estamos entrenados en estas cuestiones y somos responsables coyunturales de ello. Quizás podría pensarse en dejar un zócalo a manera de murito de contención como ha sugerido el arquitecto Manuel Salvador Gautier en otro medio, impidiendo de paso con ello los usuales intentos de invasión con actividades comerciales precarias e indeseables.
La destrucción en Roma de la Spina di Borgo en tiempo de Mussolini para dar paso a la Via della Cociliazione, como introducción de gran perspectiva a la plaza de San Pedro, por parte de Marcello Picentini y Spaccarelli así como la introducción de la Via del Impero (hoy Via dei Fori Imperiali) son otras cosas, muy discutibles por cierto.
Bernini ni Carlo Maderno nunca pensaron en tales distancias de perspectiva al concebir su columnata y su fachada, muy por el contrario, el propósito escénico del barroco sugería el efecto de fantástica sorpresa al entrar a esos espacios que resultaron de las nuevas teorías urbanas, casi ilusionistas, consecuencias del Concilio de Trento, y, mucho menos, los diferentes emperadores nunca pensaron en cometer el atropello arqueológico que significó el lamentable resultado de los trabajos de Mussolini y sus arquitectos en los foros que sepultaron para siempre lo que allí se había sedimentado desde hacía dos milenios.
Disentir no es signo de pugnacidad ni deseo de entrar a discusiones ríspidas o estériles. Tengo en muy alto valor el trabajo de mis colegas y todo aquel que se sienta en capacidad y competencia para opinar sobre este asunto lo cual no es óbice para que se conozca mi modesto parecer sobre el asunto.
Me permito anexarle una foto que me fue facilitada por la oficina del Lic. Bernardo Vega que resume, observándolo rápidamente, en un solo vistazo, el avasallador efecto de ocultamiento y de aplastamiento que tal incomprensible mole contiene. Si el espacio lo permite puede que su elocuencia vaya más allá de mis palabras.
13 Mayo 2011, 9:11 PM
A propósito de la muralla del ’37
Escrito por: ARQ. LEOPOLDO FRANCO
He dado seguimiento al interesante debate público que se ha desarrollado en Areíto a propósito de la Muralla del ‘37 con variados y sustanciados argumentos sostenidos por el Lic. Bernardo Vega, el Lic. Edwin Espinal. Me llamó la atención la opinión, entre otras muy interesantes, del arquitecto George Latour Heinsen, aparecida en su edición del 19 de febrero p.p. la cual se apoya parcialmente en la doctrina positivista de Alois Riegl.
No soy muy dado a comentar ni enjuiciar el producto del esfuerzo intelectual de mis colegas pero dado que el tema lleva el camino de convertirse en un asunto paradigmático trataré de exponer mi parecer sobre el asunto.
Quizás se sepa que, al igual que el arquitecto Latour Heinsen, soy el producto de la tradición italiana de conservación y restauro de monumentos, siendo mi caso matizado por la escuela romana que precede la revolución académica que se verificó en Europa allá por el año 1968. Nuestro pequeño medio y mi voluntad de permanecer en el país han limitado el ejercicio de tal afición y relativo entrenamiento, manteniendo, sin embargo mi interés continuado en estos menesteres.
Refiriéndome a los comentarios del preciado colega, no sabría como catalogar adecuadamente la Muralla que nos ocupa, si objeto histórico, si producto coyuntural de los afanes de maquillaje urbano de aquella época, buenos o malos, eso no importa, o si resultado de un mediático propósito de intervenir en el Centro Histórico y la relativa zona portuense con un acto que marcase y perpetuase la voluntad megalómana y omnímoda de entonces, de modo que se me hace igualmente difícil encuadrarla en la clasificación de modalidades de intencional, histórica o artística que se ha delineado según los criterios del Hiegl, pero algo me queda muy claro: esa estructura no está dotada de ningún atributo artístico, no es testimonio de algún evento histórico de valor, no es un objeto urbano de utilidad funcional como no sea la de impedir la penetración de los ciudadanos a ese hermoso micro mundo natural que ofensivamente cubre el concreto ni, finalmente, para no seguir desmontando su discutible valor emocional, con otros enfoques que aparecerían como denostadores por lo prolijo y reiterativo.
Quedé cautivado, desde los inquietos años de la universidad, por la profundidad de las elaboraciones filosóficas de la corriente de pensamiento encarnada por Benedetto Croce, en su neo hegelismo napolitano, siendo este un liberal visceral y uno de los fautores de lo que ha sido el idealismo conservador.
Siendo un profundo admirador de la elocuencia del contenido de todos sus escritos, soy muy dado a citarlo, quizás con demasiado frecuencia, por lo didáctico que pueden ser y por ello me permito transcribir un parrafito del capítulo VI, numeral 9 de su libro " Il Concetto della Storia" que se lee así (la traducción libre es mía):
…”así mismo se comporta la humanidad de frente a su grande y variado pasado. Goethe notó una vez que escribir la historia es una manera de quitarse el pasado de las espaldas. El pensamiento histórico lo confina a su materia, lo transfigura en su objeto, mientras la historiografía nos libera de la historia”. Más adelante señala que …”solo un extraño ofuscamiento de las ideas puede impedir que reflote la tarea catártica que la historiografía cumple, a la par de la poesía, siendo aquella la que nos desvincula de la servidumbre de la pasión, de los hechos y del pasado; solo un más extraño deslumbramiento de la inteligencia hace llamar carcelero a aquel que desbarata la puerta de la prisión en la cual estaríamos de otro modo cerrados..."; finalmente sentencia que ….”Las edades consuetudinarias, lentas y pesadas, prefieren las fábulas y los romances en vez de las historias o reducen la historia misma a fábulas y romances”
Concluyo que, según mi modesto criterio, no importan los argumentos estrictamente legales, no importa el eventual y discutible valor didascálico que tendría esa mole de concreto y respetando el venerable entorno en que se insertó el mismo, su permanencia no tiene ningún anclaje en la manera de apreciar los hitos del pasado desde el punto de vista historiográfico, sobre todo cuando esta estructura sustrajo un elemento urbano tan valioso para ese Centro Histórico y la zona portuense.
Intervenir parcialmente en su modificación, dejando tramos sin tocar o solo abriendo algunos tramos me parecería igualmente un acto deshonesto o de timidez profesional de nuestra parte, la parte de los que estamos entrenados en estas cuestiones y somos responsables coyunturales de ello. Quizás podría pensarse en dejar un zócalo a manera de murito de contención como ha sugerido el arquitecto Manuel Salvador Gautier en otro medio, impidiendo de paso con ello los usuales intentos de invasión con actividades comerciales precarias e indeseables.
La destrucción en Roma de la Spina di Borgo en tiempo de Mussolini para dar paso a la Via della Cociliazione, como introducción de gran perspectiva a la plaza de San Pedro, por parte de Marcello Picentini y Spaccarelli así como la introducción de la Via del Impero (hoy Via dei Fori Imperiali) son otras cosas, muy discutibles por cierto.
Bernini ni Carlo Maderno nunca pensaron en tales distancias de perspectiva al concebir su columnata y su fachada, muy por el contrario, el propósito escénico del barroco sugería el efecto de fantástica sorpresa al entrar a esos espacios que resultaron de las nuevas teorías urbanas, casi ilusionistas, consecuencias del Concilio de Trento, y, mucho menos, los diferentes emperadores nunca pensaron en cometer el atropello arqueológico que significó el lamentable resultado de los trabajos de Mussolini y sus arquitectos en los foros que sepultaron para siempre lo que allí se había sedimentado desde hacía dos milenios.
Disentir no es signo de pugnacidad ni deseo de entrar a discusiones ríspidas o estériles. Tengo en muy alto valor el trabajo de mis colegas y todo aquel que se sienta en capacidad y competencia para opinar sobre este asunto lo cual no es óbice para que se conozca mi modesto parecer sobre el asunto.
Me permito anexarle una foto que me fue facilitada por la oficina del Lic. Bernardo Vega que resume, observándolo rápidamente, en un solo vistazo, el avasallador efecto de ocultamiento y de aplastamiento que tal incomprensible mole contiene. Si el espacio lo permite puede que su elocuencia vaya más allá de mis palabras.
miércoles, 20 de abril de 2011
DEBATE SOBRE EL MURO DE LA FORTALEZA OZAMA
DEBATE
Ciudadanía, memoria e identidad
http://www.hoy.com.do/areito/2011/4/19/372221/Ciudadania-memoria-e-identidad
Escrito por: AMPARO CHANTADA
A propósito del puerto de Santo Domingo y la Muralla Trujillo, en esta ciudad, se sufre más que en otras: aquí no somos ciudadanos, no se informa, no se discute. Una minoría intenta imponer un modelo de ciudad y asi su modelo de sociedad, cueste lo que cueste.
Antecedentes. En 1989, graduamos un grupo de arquitectos en la Universidad Autónoma (UASD)que sustentaron una tesis muy vanguardista porque en esos años, no se hablaba de “planificación para la zona colonial (ovandina)”. La tesis convertía la ciudad ovandina en una autentica zona cultural rescatando con vida y espíritu todas sus edificaciones para un uso democrático.
Patrimonio Nacional. La ciudad de Santo Domingo es Primada en todas sus obras civiles, militares y religiosas que son sus atractivos actuales. En ella se “leen” casi todos los episodios de su corta historia: desde la ocupación haitiana, la vida Republicana, la ocupación norteamericana del 16 hasta la era llamada de Trujillo (1930-1961). Una presencia inequívoca: el puerto.
El puerto de Santo Domingo sufrió como el resto de la ciudad altibajos durante toda su historia, puerto principal de la ciudad ovandina fue objeto de saqueos, despoblación y perdió supremacía en el siglo XIX. La primera intervención USA en el país revirtió esa situación, cuando a partir de un sistema vial de tres ejes que concentró todos los poderes en la ciudad capital, en particular con la administración de las Aduanas. En esos años el puerto estaba formado por un antiquísimo pequeño muelle dentro del estuario, a continuación del fuerte de San Diego, de las Atarazanas y del mercado de Santa Bárbara (cerca del antiguo mercado de esclavos).
Horacio Vásquez trató de construir un nuevo puerto; se consultó al gobierno francés, que encargó al ingeniero Etienne Morrell de los estudios, pero éste concluyó que era imposible. El mandatario insistió y contrató una compañía americana para que arreglara el puerto existente. La supervisión y el estudio fueron confiados a la firma C. E. Young Co. establecida en New York y adjudicados en pública subasta a los señores González y Ferrer. Finalmente fue al ingeniero Félix Benítez Rexach, de Puerto Rico, a quien se le ofreció hacer el puerto nuevo. Inicio las obras con su dinero propio y se dice que el caudillo logró que se rebajaran ocho millones de pesos al costo de la obra. (Según memoria oral del Contralmirante de Windt recogidas en una entrevista).
Podemos afirmar con seguridad que la reconstrucción y modernización del puerto en la era de Trujillo, con las construcciones anexas, constituyen la obra mas imponente de nuestra memoria histórica y de la ingeniería civil del país. No se puede perder de vista que la reconstrucción de Ciudad Trujillo representó una hazaña única en la historia del pueblo dominicano, por la magnitud del fenómeno atmosférico llamado Ciclon San Zenón que dejó un saldo de veinte mil heridos, cuatro mil quinientos muertos y veinticinco millones de pesos en pérdidas materiales en tan solo, una hora y media de azote del ciclón. Se procede entonces a la reconstrucción de la ciudad y del puerto el 9 de mayo de 1935.
Trujillo pensó reconstruir un puerto a su imagen que le permitiera transformar Santo Domingo en un importante punto comercial en el Caribe, mar y ruta que se abría al comercio internacional con la inauguración reciente del Canal de Panamá y el relanzamiento de la economía de Estados Unmidos después la gran depresión. Trujillo no escatimo esfuerzos ni recursos para la modernización de todas las infraestructuras civiles y la adecuación de la desembocadura del río Ozama para la entrada de barcos y barcazas de gran calado. No solo mando a realizar el dragado del puerto, sino también la construcción de dos rompeolas, de un edificio de aduanas y del lado oriental, la construcción de un club que representaron para ese momento una costosísima inversión que soportó el pueblo dominicano, que, además, debía reconstruir sus viviendas, sus calles y avenidas.
La construcción de la muralla tiene varias lecturas: proteger la vieja y colonial fortaleza Ozama, prevenir derrumbes posibles, simbólicamente hacerla impugnable, un desafío frente a la historia trágica de la ciudad de Santo Domingo, también la muralla proyecta fuerza, grandeza, voluntad y solidez solo comparables con las cualidades que proyectaba Trujillo frente al espectáculo desolador de las ruinas de la ciudad. No se puede descartar tampoco que Benítez Rexach recordara aquel tsunami que hundió el acorazado Memphis frente al Placer de los Estudios, en 1916. La muralla entonces protegería la ciudad ovandina y su farallón de los embates de un mar enfurecido.
Las Obras del Puerto de Ciudad Trujillo. Trujillo encomendó a Benitez Rexah la construcción de dos rompeolas, de un muelle, de nuevas aduanas, del dragado del puerto (ya que el San Zenón había rellenado el puerto), de un club en Sans Souci para oficiales y la construcción de una avenida en todo el borde del mar, (que mediría 3,572 pies de largo y 20 pies de ancho), que era el inicio del Malecón, además de dos depósitos de acero y hormigón. Los dos rompeolas se convirtieron en un trabajo titánico debido a las dificultades. La Inauguración de las obras tendría lugar el 15 de agosto de ese año. Pocos días después, la ciudad de Santo Domingo cambiaba de nombre para llamarse Ciudad Trujillo.
¿Por qué demoler la muralla? La muralla es “invisible”, la ciudadanía no la conoce, nada se hace en ella, no fomenta proceso alguno de ciudadanización, los carros la circunvalan indiferentes. ¿Por qué destruirla si se sabe que cuesta mucho hacerlo, que puede ser incorporada a un recorrido histórico, sabiendo que protege el farallón? Existe en el país, una batalla por ganar,que consiste en demostrar que todas las obras en el espacio cumplen funciones, simbólicas y no, participan de la construcción de la identidad, la formación de una memoria individual y colectiva, y la consolidación de la ciudadanía. Destruir edificios es destruir memorias e identidades, es hacer perder hitos de la infancia, que nunca permitirán a las personas reconstruir su pasado, reinventarse, re- imaginar situaciones porque perder hitos es perder el hilo que se construye con la identidad, la memoria y la imaginación.
¿Porque destruir espacios? Todos tienen su importancia en el tiempo, en el espacio, en la construcción de la idea de Nación.
¿A quien molesta esas murallas? A quienes tienen un proyecto de ciudad diferente en sus escritorios como era la fabricación de un nuevo sky line, con una isla artificial frente a las murallas centenarias.
Costos de la demolición. Según, una experta en restauración de monumentos, los costos de demolición serían altísimos y arriesgados por las explosiones de dinamita y las sacudidas a las antiguas y preciadas obras de Ovando.
¿Qué proponía la tesis de los arquitectos Elizabeth Chia, Socorro Rodríguez, Memphis Díaz y Marco Olmos? Proponía transformar la parte ovandina en espacios de cultura, diferenciados, con espacios de esparcimiento, de congregación de la familia, de áreas educativas y culturales como teatro y el fomento de todas las artes. Reconstituciones históricas en el Alcazar de Colón con un entorno acondicionado en anfiteatro ; en el Museo de las Casas Reales: un Museo de la ciudad ovandina y en la Fortaleza Ozama: un Museo de la Marina recuperando el paseo de vigilia que se transformaba en paseo por su vista al mar y al río Ozama, con la parte interior transformada en anfiteatro con reconstitución histórica y por fin revivir las Atarazanas, reconstruyendo episodios de su vida útil.
Todas esas obras con la peatonizacion de toda la zona para mas silencio y menos contaminación ambiental.
A modo de conclusión La ciudad es espíritu, vida, recuerdos, el ayer y el hoy, es subjetividad, es materialidad sobre todo, es construcción colectiva, todos hacemos la ciudad, entre todos, sin conocernos, a distancia y sin comunicarnos. El resultado es de nosotros, calles, callejones, escalinatas, puentes, murallas y fuertes, son partes de nosotros, con ellos hemos crecido y con ellos nos gustaría poder contar partes de nuestras vidas. La ciudad es un espacio memoria colectiva, del Conde a la Fortaleza Ozama, desde la cabeza del Puente a Ciudad Nueva, al cementerio.
La identidad es memoria, la memoria visual, espacial, social que siempre es histórica. ¿Por qué ese empecinamiento por des-construir la ciudad, quitarnos pedazos de nuestra memoria? Borrar espacios es borrar vidas a esa pobre ciudadanía a quien se le amputa su ciudad.
La recuperación de la memoria contenida en los centros históricos pasa por un proceso de formación de ciudadanía por ser el sujeto de esa apropiación. Tumbar la muralla Trujillo es secuestrar la memoria del pueblo, amputarla. La muralla encierra cuidadosamente a su gente, es vida todavía y debemos a toda costa, hacerla querer: detrás de esa Muralla, late el corazón de la dominicanidad, por descubrir.
Ciudadanía, memoria e identidad
http://www.hoy.com.do/areito/2011/4/19/372221/Ciudadania-memoria-e-identidad
Escrito por: AMPARO CHANTADA
A propósito del puerto de Santo Domingo y la Muralla Trujillo, en esta ciudad, se sufre más que en otras: aquí no somos ciudadanos, no se informa, no se discute. Una minoría intenta imponer un modelo de ciudad y asi su modelo de sociedad, cueste lo que cueste.
Antecedentes. En 1989, graduamos un grupo de arquitectos en la Universidad Autónoma (UASD)que sustentaron una tesis muy vanguardista porque en esos años, no se hablaba de “planificación para la zona colonial (ovandina)”. La tesis convertía la ciudad ovandina en una autentica zona cultural rescatando con vida y espíritu todas sus edificaciones para un uso democrático.
Patrimonio Nacional. La ciudad de Santo Domingo es Primada en todas sus obras civiles, militares y religiosas que son sus atractivos actuales. En ella se “leen” casi todos los episodios de su corta historia: desde la ocupación haitiana, la vida Republicana, la ocupación norteamericana del 16 hasta la era llamada de Trujillo (1930-1961). Una presencia inequívoca: el puerto.
El puerto de Santo Domingo sufrió como el resto de la ciudad altibajos durante toda su historia, puerto principal de la ciudad ovandina fue objeto de saqueos, despoblación y perdió supremacía en el siglo XIX. La primera intervención USA en el país revirtió esa situación, cuando a partir de un sistema vial de tres ejes que concentró todos los poderes en la ciudad capital, en particular con la administración de las Aduanas. En esos años el puerto estaba formado por un antiquísimo pequeño muelle dentro del estuario, a continuación del fuerte de San Diego, de las Atarazanas y del mercado de Santa Bárbara (cerca del antiguo mercado de esclavos).
Horacio Vásquez trató de construir un nuevo puerto; se consultó al gobierno francés, que encargó al ingeniero Etienne Morrell de los estudios, pero éste concluyó que era imposible. El mandatario insistió y contrató una compañía americana para que arreglara el puerto existente. La supervisión y el estudio fueron confiados a la firma C. E. Young Co. establecida en New York y adjudicados en pública subasta a los señores González y Ferrer. Finalmente fue al ingeniero Félix Benítez Rexach, de Puerto Rico, a quien se le ofreció hacer el puerto nuevo. Inicio las obras con su dinero propio y se dice que el caudillo logró que se rebajaran ocho millones de pesos al costo de la obra. (Según memoria oral del Contralmirante de Windt recogidas en una entrevista).
Podemos afirmar con seguridad que la reconstrucción y modernización del puerto en la era de Trujillo, con las construcciones anexas, constituyen la obra mas imponente de nuestra memoria histórica y de la ingeniería civil del país. No se puede perder de vista que la reconstrucción de Ciudad Trujillo representó una hazaña única en la historia del pueblo dominicano, por la magnitud del fenómeno atmosférico llamado Ciclon San Zenón que dejó un saldo de veinte mil heridos, cuatro mil quinientos muertos y veinticinco millones de pesos en pérdidas materiales en tan solo, una hora y media de azote del ciclón. Se procede entonces a la reconstrucción de la ciudad y del puerto el 9 de mayo de 1935.
Trujillo pensó reconstruir un puerto a su imagen que le permitiera transformar Santo Domingo en un importante punto comercial en el Caribe, mar y ruta que se abría al comercio internacional con la inauguración reciente del Canal de Panamá y el relanzamiento de la economía de Estados Unmidos después la gran depresión. Trujillo no escatimo esfuerzos ni recursos para la modernización de todas las infraestructuras civiles y la adecuación de la desembocadura del río Ozama para la entrada de barcos y barcazas de gran calado. No solo mando a realizar el dragado del puerto, sino también la construcción de dos rompeolas, de un edificio de aduanas y del lado oriental, la construcción de un club que representaron para ese momento una costosísima inversión que soportó el pueblo dominicano, que, además, debía reconstruir sus viviendas, sus calles y avenidas.
La construcción de la muralla tiene varias lecturas: proteger la vieja y colonial fortaleza Ozama, prevenir derrumbes posibles, simbólicamente hacerla impugnable, un desafío frente a la historia trágica de la ciudad de Santo Domingo, también la muralla proyecta fuerza, grandeza, voluntad y solidez solo comparables con las cualidades que proyectaba Trujillo frente al espectáculo desolador de las ruinas de la ciudad. No se puede descartar tampoco que Benítez Rexach recordara aquel tsunami que hundió el acorazado Memphis frente al Placer de los Estudios, en 1916. La muralla entonces protegería la ciudad ovandina y su farallón de los embates de un mar enfurecido.
Las Obras del Puerto de Ciudad Trujillo. Trujillo encomendó a Benitez Rexah la construcción de dos rompeolas, de un muelle, de nuevas aduanas, del dragado del puerto (ya que el San Zenón había rellenado el puerto), de un club en Sans Souci para oficiales y la construcción de una avenida en todo el borde del mar, (que mediría 3,572 pies de largo y 20 pies de ancho), que era el inicio del Malecón, además de dos depósitos de acero y hormigón. Los dos rompeolas se convirtieron en un trabajo titánico debido a las dificultades. La Inauguración de las obras tendría lugar el 15 de agosto de ese año. Pocos días después, la ciudad de Santo Domingo cambiaba de nombre para llamarse Ciudad Trujillo.
¿Por qué demoler la muralla? La muralla es “invisible”, la ciudadanía no la conoce, nada se hace en ella, no fomenta proceso alguno de ciudadanización, los carros la circunvalan indiferentes. ¿Por qué destruirla si se sabe que cuesta mucho hacerlo, que puede ser incorporada a un recorrido histórico, sabiendo que protege el farallón? Existe en el país, una batalla por ganar,que consiste en demostrar que todas las obras en el espacio cumplen funciones, simbólicas y no, participan de la construcción de la identidad, la formación de una memoria individual y colectiva, y la consolidación de la ciudadanía. Destruir edificios es destruir memorias e identidades, es hacer perder hitos de la infancia, que nunca permitirán a las personas reconstruir su pasado, reinventarse, re- imaginar situaciones porque perder hitos es perder el hilo que se construye con la identidad, la memoria y la imaginación.
¿Porque destruir espacios? Todos tienen su importancia en el tiempo, en el espacio, en la construcción de la idea de Nación.
¿A quien molesta esas murallas? A quienes tienen un proyecto de ciudad diferente en sus escritorios como era la fabricación de un nuevo sky line, con una isla artificial frente a las murallas centenarias.
Costos de la demolición. Según, una experta en restauración de monumentos, los costos de demolición serían altísimos y arriesgados por las explosiones de dinamita y las sacudidas a las antiguas y preciadas obras de Ovando.
¿Qué proponía la tesis de los arquitectos Elizabeth Chia, Socorro Rodríguez, Memphis Díaz y Marco Olmos? Proponía transformar la parte ovandina en espacios de cultura, diferenciados, con espacios de esparcimiento, de congregación de la familia, de áreas educativas y culturales como teatro y el fomento de todas las artes. Reconstituciones históricas en el Alcazar de Colón con un entorno acondicionado en anfiteatro ; en el Museo de las Casas Reales: un Museo de la ciudad ovandina y en la Fortaleza Ozama: un Museo de la Marina recuperando el paseo de vigilia que se transformaba en paseo por su vista al mar y al río Ozama, con la parte interior transformada en anfiteatro con reconstitución histórica y por fin revivir las Atarazanas, reconstruyendo episodios de su vida útil.
Todas esas obras con la peatonizacion de toda la zona para mas silencio y menos contaminación ambiental.
A modo de conclusión La ciudad es espíritu, vida, recuerdos, el ayer y el hoy, es subjetividad, es materialidad sobre todo, es construcción colectiva, todos hacemos la ciudad, entre todos, sin conocernos, a distancia y sin comunicarnos. El resultado es de nosotros, calles, callejones, escalinatas, puentes, murallas y fuertes, son partes de nosotros, con ellos hemos crecido y con ellos nos gustaría poder contar partes de nuestras vidas. La ciudad es un espacio memoria colectiva, del Conde a la Fortaleza Ozama, desde la cabeza del Puente a Ciudad Nueva, al cementerio.
La identidad es memoria, la memoria visual, espacial, social que siempre es histórica. ¿Por qué ese empecinamiento por des-construir la ciudad, quitarnos pedazos de nuestra memoria? Borrar espacios es borrar vidas a esa pobre ciudadanía a quien se le amputa su ciudad.
La recuperación de la memoria contenida en los centros históricos pasa por un proceso de formación de ciudadanía por ser el sujeto de esa apropiación. Tumbar la muralla Trujillo es secuestrar la memoria del pueblo, amputarla. La muralla encierra cuidadosamente a su gente, es vida todavía y debemos a toda costa, hacerla querer: detrás de esa Muralla, late el corazón de la dominicanidad, por descubrir.
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